Desde un punto de vista social, las acciones comunes son una forma muy
deseable de financiamiento porque hacen a los negocios menos vulnerables a
las consecuencias de disminuciones en ventas y en utilidades. El financiamiento con acciones comunes no implica pagos de cargos fijos, los cuales podrían
llevar a la quiebra a una empresa que se encontrara en dificultades.
Desde el
punto de vista de la economía como un todo, si un número demasiado alto de
empresas usara una cantidad excesiva de deudas, las fluctuaciones de negocios
se verían amplificadas, y aun las recesiones menores podrían dar como resultado el advenimiento de recesiones mayores. Recientemente, cuando han ocurrido muchas fusiones y adquisiciones apalancadas las cuales han aumentado la razón de endeudamiento en su forma agregada (la razón promedio de
endeudamiento de todas las empresas), la Reserva Federal y otras autoridades
de los Estados Unidos han expresado su preocupación por esta situación y los
líderes del Congreso han debatido la sabiduría de los controles sociales sobre
el uso de deudas por parte de las corporaciones.
Al igual que los demás puntos
de discusión de gran importancia, éste también es debatible, y tal debate se
centra en torno a quién podría determinar mejor las estructuras de capital
"apropiadas": los administradores corporativos o los funcionarios del gobierno
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