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jueves, 31 de julio de 2014
miércoles, 30 de julio de 2014
Efecto de los déficit estructurales - II
La paradoja del «fomento de la inversión». Otro
caso extremo, relacionado con la paradoja de la frugalidad,
es aquel en el que un aumento del déficit fomenta (o
«atrae»), de hecho, inversión. Desde este punto de vista, el
argumento es el siguiente: la presencia de unos elevados tipos de interés reduce los incentivos para invertir. Por otra
parte, un aumento de la producción fomenta la inversión
según el efecto del acelerador porque las empresas compran más capital cuando utilizan más intensamente la planta que tienen actualmente. Por lo tanto, la política fiscal
puede estimular la inversión cuando no se utiliza totalmente la capacidad productiva.
La Figura 32-4 ilustra este caso. Este gráfico se diferencia de nuestros análisis anteriores porque la curva tiene
pendiente positiva en lugar de horizontal. La pendiente
positiva dignifica que la inversión aumenta cuando el PIB
es mayor debido al efecto del acelerador. Suponemos, además. que el tipo de interés no produce ningún efecto del
t:oo que muestra la Figura 32-3. Por lo tanto, el equilibrio
e encuentra en el punto en el que la recta de gasto total (la
línea C + I + G + X) corta a la de 45°.
Al aumentar el gasto deCaG' como consecuencia de la
política fiscal, la recta de gasto se desplaza en sentido ascendente hasta la nueva recta de gasto agregado de tono
gris claro y el nivel de producción de equilibrio se desplaza de Q a Q'.
Pero el aumento del nivel de producción fomenta la inversión; ésta aumenta de / a /' en la Figura 32-4. por lo que el equilibrio final se encuentra en la curva C + /'
+ G- + X.1M inversión se fomenta y acaba siendo mayor
que antes de la expansión fiscal
La paradoja del fomento de la inversión es totalmente
paralela a la paradoja de la frugalidad analizada en el Capítulo 74 Ya hemos visto antes que cuando no se utilizan
píen*-mente los recursos, un aumento del ahorro deseado
puede provocar una reducción de la producción y de la invasión AQUÍ vemos que un aumento del gasto público,
que es en realidad un aumento del desahorro público, puede provocar un incremento de la producción y de la inversión. Este tipo de paradoja puede surgir cuando hay recursos descanteados y la producción no es determinada
por la oferta sino por el gasto.
martes, 29 de julio de 2014
Efecto de los déficit estructurales - I
La mayoría de los macroeconomistas coincide en que el
efecto-expulsión es un verdadero efecto secundario del
gasto público. Pero existe un debate sobre cuánto disminuye la inversión y qué sectores resultan más afectados.
Efecto-expulsión completo. El caso extremo en el
que el efecto-expulsión es completó es aquel en el que la
reacción monetaria es poderosa. Supongamos que el banco
central determina que cualquier aumento de la producción
sería inflacionista.
En ese caso, sube los tipos de interés lo
suficiente para contrarrestar todo el efecto expansivo de los
programas públicos. En este caso, si el gasto público se incrementa en 50.000 millones de dólares, el banco central
subirá los tipos de interés de tal manera que otros gastos
disminuyan en esa misma cuantía. Se trata de un caso en el
que el efecto-expulsión es del 100 por ciento.
Este caso se muestra en la Figura 32-3, basada en un
gráfico del modelo keynesiano sencillo. La línea de tonomás oscuro C + 1 + G + X muestra la situación existente
antes del incremento del gasto público; el equilibrio se halla en el punto E.
A continuación, el gobierno aprueba un
programa de gasto, incrementando el gasto público en bienes y servicios de GaC. Como consecuencia, tenemos la
nueva línea C + I + G' + X. Si no hubiera ninguna reacción
monetaria, el PIB aumentaría de Q a Q'.
Sin embargo, como consecuencia de la reacción monetaria, suben los tipos de interés y disminuyen la inversión y
las expoliaciones netas. De hecho, en el caso extremo en el
que el efecto-expulsión es total, la reacción es tan poderosa que la nueva línea de gasto se desplaza en sentido descendente a C + í" + G' + X" y el nuevo equilibrio se encuentra en el punto E", que es exactamente el antiguo.
En otras palabras, el endurecimiento de la política monetaria contrarresta exactamente la expansión fiscal.
El
gasto público aumenta la demanda agregada, pero la subida de los tipos de interés provoca una reducción de los
proyectos de capital, una subida de! tipo de cambio del
dólar, una reducción de las exportaciones y un incremento
de las importaciones. Al final, los tipos de interés tienen
que subir lo suficiente para reducir la inversión y las exportaciones netas exactamente en la cuantía del aumento ce
G- Por lo tanto, en el caso extremo de una poderosa repuesta monetaria, un aumento del gasto público expuesta el 100 por ciento de la inversión.
jueves, 24 de julio de 2014
El efecto-expulsión y el mercado de dinero
¿Cuál es el mecanismo del efecto-expulsión? Supongamos
que el Estado inicia un proyecto de construcción de carreteras, elevando el gasto público en bienes y servicios. Según nuestro modelo del multiplicador, a corto plazo, si no
varían las condiciones financieras, el PIB aumentará el doble o el triple que G. El razonamiento es el mismo si se reducen los impuestos.
Pero también debemos tener en cuenta la reacción de los
mercados financieros.
Como el PIB es mayor, aumenta la
demanda de dinero para transacciones y es probable que
lleve a endurecer la política monetaria, sobre todo si el
banco central está preocupado por la inflación. La subida
de los tipos de interés y el endurecimiento del crédito tenderán a ahogar algunas inversiones y otros gastos sensibles
a los tipos de interés .
Pero obsérvese que el efecto-expulsión no se produce
con todos los déficit, sino sólo con los estructurales. Si el
déficit aumenta como consecuencia de una recesión (déficit cíclico), no se aplica la lógica del efecto-expulsión.
¿Por qué no? Porque una recesión provoca una disminución de la demanda de dinero y reduce los tipos de interés.
El hecho de que el efecto-expulsión no se produzca en las
recesiones es un recordatorio de que no existe una relación
automática entre los déficit y la inversión.
Se produce un efecto-expulsión cuando, como
consecuencia de las reacciones del mercado de dinero, disminuye la eficacia de la política fiscal. Un
incremento del déficit estructural provocado por
una reducción de los impuestos o un aumento del
gasto público tiende a elevar los tipos de interés y,
por lo tanto, a reducir o expulsar la inversión.
miércoles, 23 de julio de 2014
LA CONTROVERSIA SOBRE EL EFECTO-EXPULSION
Los políticos y los líderes empresariales suelen sostener
que el gasto público socava la economía, afirmando, de
hecho, que «el gasto público absorbe la vitalidad del país.
Cuando el Estado gasta el dinero de los ciudadanos en
proyectos de obras públicas o en programas sanitarios para
los pobres o los ancianos, estos fondos lo único que hacen
es expulsar proyectos privados que tendrían mayores rendimientos y mayor utilidad social».
Este argumento —según el cual el gasto público reduce
la inversión privada— invoca la hipótesis del efecto-expulsión. Esta hipótesis, en su versión extrema, sugiere que
cuando el Estado gasta 100$ más en bienes públicos, la inversión privada y otros gastos sensibles a los tipos de interés disminuyen en 100$.
martes, 22 de julio de 2014
Tendencias históricas
La cantidad acumulada de lo que ha pedido prestado el
Estado para financiar los déficit anteriores se denomina
deuda pública. A principios de 1994, la deuda en manos
del público ascendía a 3,200 billones de dólares. Se trata,
ciertamente, de una cifra astronómica, pero ¿es alta en
comparación con las cifras de años anteriores y con la experiencia de otros países?
La figura de la página 782 contiene datos de Estados
Unidos referentes a un período más largo; éstos muestran
el cociente entre la deuda federal y el PIB desde 1789.
Obsérvese que las guerras han elevado el cociente, mientras que el rápido crecimiento, unido a unos presupuestos
aproximadamente equilibrados en las épocas de paz. ge
neralmente lo ha reducido. Sin embargo, los patrones
históricos cambiaron después de 1980.
Como consecuencia de la política de oferta, los déficit públicos aumentaron de una forma nunca vista en los períodos anteriores de paz y prosperidad. El cociente entre la deuda y
el PIB aumentó acusadamente y en la década de 1990 Estados Unidos se ha encontrado tan atado políticamente
que apenas puede considerar la posibilidad de introducir
nuevos programas.
La mayoría de los países industrializados se encuentran
actualmente en .un dilema parecido. El Cuadro 32-2 compara la situación de Estados Unidos con la de otros seis
grandes países industriales. Japón es el único que ha mantenido su cociente entre la deuda y el PIB en un nivel relativamente bajo.
Para comprender cómo influye la deuda y los déficit
públicos en la economía, resulta útil analizar por separado los resultados a corto plazo y a largo plazo.
A corto
plazo, el volumen de deuda pública está dado y debemos tener en cuenta las variaciones de la producción en
torno a su nivel potencial. La influencia a corto plazo
de los déficit presupuestarios en la economía se conoce
con el nombre de la cuestión del «efecto-expulsión», que
se aborda en primer lugar.
A largo plazo, la deuda publica varía dependiendo de la senda fiscal y monetaria y la
producción tiende a alcanzar su nivel potencial. Las cuestiones a largo plazo relacionadas con la política fiscal se
refieren a la influencia de la deuda pública en la formación y el consumo de capital de las futuras generaciones
y se conoce con el nombre de «carga de la deuda». Estas
cuestiones constituyen el último tema que se aborda en
este capítulo.
lunes, 21 de julio de 2014
LA CARGA DE LOS DÉFICIT Y LA DEUDA
SIGNIFICADO E HISTORIA
DE LA DEUDA PÚBLICA
Los presidentes Bush y Clinton pensaban ambos que los
grandes déficit presupuestarios eran tan preocupantes que
estaban dispuestos a considerar la posibilidad de establecer nuevos impuestos, medida que nunca es políticamente
te popular. ¿Qué problemas económicos plantean los
grandes déficit? ¿Qué relación existe entre el ahorro privado y el ahorro público? Responder a estos interrogante
constituye una importante tarea de la macroeconomía
En un extremo, debemos evitar la práctica habitual de
suponer que los déficit públicos son malos porque se castiga a los deudores privados. Por otra, debemos reconocer
los verdaderos problemas que causan los déficit públicos excesivos.
viernes, 18 de julio de 2014
jueves, 17 de julio de 2014
Los locos ochenta
Desde principios de los años ochenta, la cuestión macroeconómica mas desconcertante en Estados Unidos ha sido
el creciente déficit presupuestario federal Aun a pesar de
que el Congreso aprobó medidas legislativas tendentes a
contener la creciente ola de tinta roja, los déficit aumentaron durante todo este período. Los déficit no son algo nuevo en la economía de Estados Unidos, pero un déficit de
pian magnitud en tiempos de paz era algo extraordinario,
excepcional e inquietante.
¿Por qué aumentó tanto el déficit?
Los republicanos le echaron la culpa a los 50 años de política demócrata de
«impuestos y gastos». Estos contraatacaron afirmando que los presidentes republicanos eran los responsables y echaron
la deuda de la creciente deuda pública a la política de oferta.
¿Qué dicen los hechos? Aunque no basta un simple
análisis para responder a esta compleja pregunta, el Cuadro 32-1 puede ayudar a mostrar las grandes tendencias.
Este cuadro enumera las principales partidas presupuestarias federales y el porcentaje que representaron en el
PIB en 1979 y en 1990, que fueron ambos años de pleno
empleo, así como una reciente proyección de la CBO
para 1997.
Los datos muestran que en la década de 1980
el déficit estructural aumentó pasando de 1,7 a 3,0 por
ciento del PIB. Las características clave que se encuentran tras este cambio son las siguientes:
• En primer lugar, el porcentaje del PIB correspondiente a los ingresos federales disminuyó, de hecho, durante todo este período, aun a pesar de que aumentó el
porcentaje correspondiente a las cotizaciones a la Seguridad Social. Es evidente que las reducciones del
impuesto sobre la renta llevadas a cabo a principios de
los años ochenta consiguieron dar un giro a la tendencia ascendente de los impuestos, pero de esa forma
contribuyeron al creciente déficit.
• En segundo lugar, los gastos aumentaron durante el
período, pero sólo un 1,2 por ciento del PIB. Este aumento fue menor que el incremento medio decenal
registrado en los cincuenta años anteriores.
• En tercer lugar, los grandes aumentos no planeados del
presupuesto correspondieron al pago de los intereses y
a la asistencia sanitaria, que aumentaron conjuntamente un 2,7 por ciento del PIB. Su control plantea difíciles
problemas a largo pla/.o los intereses pagados no son
discrecionales y sólo pueden reducirse bajando los tipos
de interés o reduciendo la deuda pública. El gasto destinado a la asistencia sanitaria no está sujeto al JUEGO
normal de la oferta y la demanda en el mercado.
• Por último, las proyecciones para 1997 muestran el
efecto del conjunto de medidas adoptado por Bush y
Clinton para reducir el déficit. Estas proyecciones su
ponen que los ingresos experimentarán un modesto
crecimiento y que se contendrá el crecimiento del
casto. Pero el presupuesto federal es rehén de futuros
imprevistos —guerras, recesiones, programas sanitarios descontrolados, quiebras bancarias, subidas de los tipos de interés— que pueden echar por tierra hasta el plan presupuestario más elaborado.
miércoles, 16 de julio de 2014
Aplicaciones de los presupuestos cíclicos y estructurales
La distinción entre los déficit ciclicos y los estructurales es
fundamental para averiguar el verdadero efecto de la política fiscal. Si aumentara el déficit efectivo en un año dado,
podríamos sentirnos tentados a afirmar: «el déficit ha aumentado. El gobierno debe de estar estimulando la economía.» Pero esta valoración podría ser totalmente errónea.
El incremento del déficit podría deberse a una reducción de
los tipos impositivos o a un nuevo programa de asistencia
sanitaria; éstos representarían un mayor déficit estructural
y, de hecho, serían expansivos. En cambio, el incremento
del déficit presupuestario podría deberse a una recesión
económica; no sería un signo de una expansión fiscal, sino
de un aumento del déficit cíclico.
La Figura 32-2 muestra las tendencias del presupuesto
estructural y efectivo de Estados Unidos en las tres últimas décadas. El hecho principal es la continua tendencia
descendente de las curvas, lo que indica que el déficit ha
aumentado en porcentaje del PIB. El mayor déficit se registró a principios de los años ochenta, tras lo cual se realizaron varias correcciones fiscales que contribuyeron a
contener la ola de tinta roja. Obsérvese también que el déficit estructural y el efectivo difieren en los grandes ciclos
económicos. Entre 1979 y 1982, el presupuesto cíclico incurrió en un gran déficit, mientras que el estructural apenas varió, debido a que los ingresos fiscales disminuyeron
al entrar la economía en una recesión. A partir de 1982, el
presupuesto estructural comenzó a incurrir en un gran
déficit, pero la recuperación económica redujo el déficit
cíclico.
FIGURA 32-2. El déficit estructura!, el efectivo y el cíclico en Estados Unidos.
martes, 15 de julio de 2014
Déficit estructurales y cíclicos
La hacienda pública moderna distingue entre déficit estructurales y cíclicos 2. La idea es sencilla. La parte estructural del presupuesto es activa, es decir, es determina-
da por políticas discrecionales, como la fijación de los
tipos impositivos, las prestaciones de la Seguridad Social o
L magnitud del gasto de deíensu. Un camoio, la parte cíclica es determinada pasivamente por la situación del ciclo
económico, es decir, por el grado en que la renta y la producción nacionales son elevadas o bajas.
Los economistas definen cuantitativamente los presupuestos estructurales y cíclicos de la manera siguiente:
La distinción entre el presupuesto estructural y el cíclico
es paralela a la diferencia entre los estabilizadores discrecionales y los automáticos. El gasto y los ingresos estructurales consisten en los programas discrecionales aprobados por el Parlamento; el gasto y los déficit cíclicos
consisten en los impuestos y en el gasto que se ajustan
automáticamente a la situación de la economía. Cuando
surgió la recesión de 1990, cada aumento de la tasa de desempleo de un punto porcentual elevó el déficit alrededor
de 60 millones de dólares. Este aumento del déficit cíclico
se produjo al disminuir los ingresos fiscales y aumentar las
prestaciones por desempleo y las prestaciones sociales.
En cambio, cuando el Congreso de Estados Unidos
aprobó el conjunto de medidas económicas de Clinton en
1993, subió los impuestos y recortó los programas de gastos militares. Estas medidas reducirían el déficit estructural
total entre 1994 y 1998 en 443.000 millones de dólares
Según la Congressional Budgct Office (Glicina Presupuestaria del Congreso).
Generalmente, la política fiscal altera tanto los déficit estructurales como los cíclicos (al menos a corto plazo). Si el
gobierno decidiera reducir el ejército y, por lo tanto, recortar el gasto militar en 30.000 millones de dólares, el resultado sería una reducción del déficit estructural de esa cantidad. Si esta reducción del gasto no se contrarrestara
mediante un aumento en otras áreas, también tendería a
contraer la economía y elevaría así el déficit cíclico.
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