La distinción entre los déficit ciclicos y los estructurales es
fundamental para averiguar el verdadero efecto de la política fiscal. Si aumentara el déficit efectivo en un año dado,
podríamos sentirnos tentados a afirmar: «el déficit ha aumentado. El gobierno debe de estar estimulando la economía.» Pero esta valoración podría ser totalmente errónea.
El incremento del déficit podría deberse a una reducción de
los tipos impositivos o a un nuevo programa de asistencia
sanitaria; éstos representarían un mayor déficit estructural
y, de hecho, serían expansivos. En cambio, el incremento
del déficit presupuestario podría deberse a una recesión
económica; no sería un signo de una expansión fiscal, sino
de un aumento del déficit cíclico.
La Figura 32-2 muestra las tendencias del presupuesto
estructural y efectivo de Estados Unidos en las tres últimas décadas. El hecho principal es la continua tendencia
descendente de las curvas, lo que indica que el déficit ha
aumentado en porcentaje del PIB. El mayor déficit se registró a principios de los años ochenta, tras lo cual se realizaron varias correcciones fiscales que contribuyeron a
contener la ola de tinta roja. Obsérvese también que el déficit estructural y el efectivo difieren en los grandes ciclos
económicos. Entre 1979 y 1982, el presupuesto cíclico incurrió en un gran déficit, mientras que el estructural apenas varió, debido a que los ingresos fiscales disminuyeron
al entrar la economía en una recesión. A partir de 1982, el
presupuesto estructural comenzó a incurrir en un gran
déficit, pero la recuperación económica redujo el déficit
cíclico.
FIGURA 32-2. El déficit estructura!, el efectivo y el cíclico en Estados Unidos.
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