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jueves, 17 de julio de 2014

Los locos ochenta

Desde principios de los años ochenta, la cuestión macroeconómica mas desconcertante en Estados Unidos ha sido el creciente déficit presupuestario federal Aun a pesar de que el Congreso aprobó medidas legislativas tendentes a contener la creciente ola de tinta roja, los déficit aumentaron durante todo este período. Los déficit no son algo nuevo en la economía de Estados Unidos, pero un déficit de pian magnitud en tiempos de paz era algo extraordinario, excepcional e inquietante. ¿Por qué aumentó tanto el déficit? 
Los republicanos le echaron la culpa a los 50 años de política demócrata de «impuestos y gastos». Estos contraatacaron afirmando que los presidentes republicanos eran los responsables y echaron la deuda de la creciente deuda pública a la política de oferta. ¿Qué dicen los hechos? Aunque no basta un simple análisis para responder a esta compleja pregunta, el Cuadro 32-1 puede ayudar a mostrar las grandes tendencias. Este cuadro enumera las principales partidas presupuestarias federales y el porcentaje que representaron en el PIB en 1979 y en 1990, que fueron ambos años de pleno empleo, así como una reciente proyección de la CBO para 1997. 
Los datos muestran que en la década de 1980 el déficit estructural aumentó pasando de 1,7 a 3,0 por ciento del PIB. Las características clave que se encuentran tras este cambio son las siguientes: 
• En primer lugar, el porcentaje del PIB correspondiente a los ingresos federales disminuyó, de hecho, durante todo este período, aun a pesar de que aumentó el porcentaje correspondiente a las cotizaciones a la Seguridad Social. Es evidente que las reducciones del impuesto sobre la renta llevadas a cabo a principios de los años ochenta consiguieron dar un giro a la tendencia ascendente de los impuestos, pero de esa forma contribuyeron al creciente déficit. 
• En segundo lugar, los gastos aumentaron durante el período, pero sólo un 1,2 por ciento del PIB. Este aumento fue menor que el incremento medio decenal registrado en los cincuenta años anteriores.
• En tercer lugar, los grandes aumentos no planeados del presupuesto correspondieron al pago de los intereses y a la asistencia sanitaria, que aumentaron conjuntamente un 2,7 por ciento del PIB. Su control plantea difíciles problemas a largo pla/.o los intereses pagados no son discrecionales y sólo pueden reducirse bajando los tipos de interés o reduciendo la deuda pública. El gasto destinado a la asistencia sanitaria no está sujeto al JUEGO normal de la oferta y la demanda en el mercado. 
• Por último, las proyecciones para 1997 muestran el efecto del conjunto de medidas adoptado por Bush y Clinton para reducir el déficit. Estas proyecciones su ponen que los ingresos experimentarán un modesto crecimiento y que se contendrá el crecimiento del casto. Pero el presupuesto federal es rehén de futuros imprevistos —guerras, recesiones, programas sanitarios descontrolados, quiebras bancarias, subidas de los tipos de interés— que pueden echar por tierra hasta el plan presupuestario más elaborado.

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