Para impulsar el crecimiento económico, los dirigentes chinos han tomado espectaculares medidas como crear "zonas económicas especiales" y autorizar la existencia de distintos tipos de propiedad. La zona que más ha crecido en China ha sido la región sureña cercana a Hong Kong. Esta área ha estrechado sus relaciones con países ajenos a China y ha atraído muchas inversiones extranjeras. China ha autorizado, además, que las empresas colectivas, privadas y extranjeras, libres de la planificación o el control central, produzcan al lado de las empresas estatales. Estos tipos más innovadores de propiedad han crecido rápidamente, y a principios de los años noventa estaban produciendo más de la mitad del PIB de China.
Los sólidos resultados de la economía china han sorprendido a los observadores casi tanto como la caída de la economía soviética. Durante la última década, el PIB real de China creció, en promedio, alrededor de un 10 por ciento al año. Las exportaciones casi se cuadruplicaron durante el período 1980-1992. En 1991 China tenía un superávit comercial con Estados Unidos de más de 10.000 millones de dólares y había acumulado casi 50.000 millones en divisas en un momento en que Rusia casi se encontraba en una situación de quiebra. Muchos países están observado atentamente a China para ver si puede mantenerse en la senda de rápido crecimiento.