¿Cuál es el mecanismo del efecto-expulsión? Supongamos
que el Estado inicia un proyecto de construcción de carreteras, elevando el gasto público en bienes y servicios. Según nuestro modelo del multiplicador, a corto plazo, si no
varían las condiciones financieras, el PIB aumentará el doble o el triple que G. El razonamiento es el mismo si se reducen los impuestos.
Pero también debemos tener en cuenta la reacción de los
mercados financieros.
Como el PIB es mayor, aumenta la
demanda de dinero para transacciones y es probable que
lleve a endurecer la política monetaria, sobre todo si el
banco central está preocupado por la inflación. La subida
de los tipos de interés y el endurecimiento del crédito tenderán a ahogar algunas inversiones y otros gastos sensibles
a los tipos de interés .
Pero obsérvese que el efecto-expulsión no se produce
con todos los déficit, sino sólo con los estructurales. Si el
déficit aumenta como consecuencia de una recesión (déficit cíclico), no se aplica la lógica del efecto-expulsión.
¿Por qué no? Porque una recesión provoca una disminución de la demanda de dinero y reduce los tipos de interés.
El hecho de que el efecto-expulsión no se produzca en las
recesiones es un recordatorio de que no existe una relación
automática entre los déficit y la inversión.
Se produce un efecto-expulsión cuando, como
consecuencia de las reacciones del mercado de dinero, disminuye la eficacia de la política fiscal. Un
incremento del déficit estructural provocado por
una reducción de los impuestos o un aumento del
gasto público tiende a elevar los tipos de interés y,
por lo tanto, a reducir o expulsar la inversión.
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