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viernes, 28 de abril de 2023

El MESCPB - CAPÍTULO 2 EL MODELO NEOLIBERAL EN BOLIVIA, 1985-2005 - Las luchas sociales y políticas - La guerra del gas

 El Alto fue la ciudad donde germinó la insurrección popular de octubre 2003, al precio de 68 muertos y más de 450 heridos entre los que se encuentran muchas personas con distintos grados de invalidez.

La chispa que encendió la hoguera insurreccional fue la intención de Gonzalo Sánchez de Lozada, que en realidad fue un proyecto iniciado por Jorge Quiroga su predecesor, de exportar gas a Estados Unidos por un puerto chileno, donde se instalaría una planta para licuar el gas y exportar en barcos metaneros a las costas norteamericanas.

En principio la movilización rechazaba el proyecto gonista de exportar el gas por Chile, posteriormente se planteó la industrialización del gas en territorio nacional y después de la cadena de muertes se terminó exigiendo la renuncia del presidente Sánchez de Lozada.

La movilización de la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) de El Alto se articula con la movilización de la CSUTCB, que inicialmente se movilizaba pidiendo la libera- ción del dirigente Edwin Huampo, que se encontraba preso en la cárcel de San Pedro por participar en un presunto acto de justicia comunitaria y por el cumplimiento de los acuerdos de la Isla del Sol de 2002, la indemnización a los familiares de los campesinos muertos y heridos, por dotación de tractores, educación, salud, mercados, declarándose en huelga de hambre.

La movilización indígena campesina evolucionó sumándose a la demanda por el gas, rechazando la venta del gas por Chile.

El 17 de septiembre de 2003, la FEJUVE de El alto y la Central Obrera Regional (COR) habían declarado paro cívico general en rechazo a la intención de la Alcaldía de aplicar los formularios Maya y Paya que tenían que ver con ciertos trámites municipales. La contundencia del paro cívico demostraba el grado de organización social que habían alcanzado las citadas organizaciones sociales de la ciudad más joven y con la población más pobre del país, población principalmente de origen indígena campesino y de obreros.

Estos antecedentes y su experiencia de organización indígena campesina y obrera, son fundamentales para comprender las particularidades de los mecanismos y la potencia de su organización.

García Linera (2004: 135) menciona que: "Los alteños están en sublevación; es una sublevación con palos, con banderas y piedras que enfrentan a tanques, fusiles automáticos y helicopteros. Militarmente es una masacre; políticamente es la acción más contundente y dramática del fin de una que los más pobres y excluidos de este país dan a una sociedad y para toda una sociedad."

El sábado 20 de septiembre del mismo año, en la masacre de Warisata se habían producido 6 muertes de indígenas campesinos.

El lunes 6 de octubre de 2003 se originó una marcha desde El Alto a la ciudad de La Paz, rechazando la venta del gas y planteando su industrialización.

El 8 de octubre de 2003, a un mes del bloqueo de caminos de los indígenas aymaras, la FEJUVE alteña con el apoyo de la COR y la Federación de Trabajadores Gremiales, lanzaron el paro cívico indefinido, bajo la consigna "no se vende el gas ni por Chile ni a Chile; el gas es para los bolivianos". El paro es total, el tráfico quedo cortado y el cierre de mercados fue general.

Se produjeron enfrentamientos en la Ceja de El Alto, entre estudiantes de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y otros grupos de vecinos y trabajadores, con las fuerzas policiales que gasificaron intensamente la zona. Se ocasionaron los primeros heridos de bala.

El jueves 9 de octubre de 2003 el paro siguió contundente, en los barrios la gente quemó llantas y construyó barricadas, dirigentes y delegados de base vigilaron el cumplimiento del paro.

La Central Obrera Boliviana (COB) había convocado a una huelga general indefinida, en línea con esta medida trabajadores mineros de Huanuni marchan desde Oruro con rumbo a la ciudad de La Paz para fortalecer la movilización. 

La columna minera de más de 500 trabajadores llegó a Ventilla (10 kilómetros de El Alto), donde se produjo un ataque de los militares, intentando frenar la marcha de los mineros, iniciando una escalada de muertes, con un saldo de dos muertos y varios heridos de bala.

Por la noche el presidente Sánchez de Lozada emite un breve mensaje indicando que no existe ningún contrato de venta del gas a ningún país y aludiendo que "una minoría quiere dividir a Bolivia", sin referirse a las muertes acaecidas por los enfrentamientos. El viernes 10 de octubre de 2003, continuó el paro en una tensa calma, empezó a sentirse la  à escasez de gasolina y gas. En varias zonas se produjeron enfrentamientos de estudiantes de la UPEA y trabajadores con la policía, jóvenes apostados en las alturas de La Portada y Villa Ballivián arrojaban piedras a los vehículos que todavía transitaban por la autopista La Paz-El Alto.

El dominio territorial de la movilización descubre el poder sobre el control de carburan tes, que desde una planta ubicada en Senkata en El Alto distribuye gas licuado, gasolina diesel a las ciudades de El Alto y La Paz. Los movilizados organizaron un cerco a estas y instalaciones para impedir la provisión de carburantes.

El sábado 11 de octubre de 2003, el gobierno central ante la escasez de carburantes llevó a la práctica una operación para trasladar combustible desde la planta de Senkata hasta la ciudad de La Paz. Una caravana de carros cisterna escoltada por tanques y militares pretende cruzar El Alto, produciéndose graves enfrentamientos y una fuerte resistencia de la población que con piedras y palos impide el avance de la caravana que terminó refugiándose en el cuartel del Regimiento Ingavi. Se causaron dos muertos, un niño de 5 años en la terraza de su casa y un padre de familia.

Un helicóptero sobrevolaba la ciudad, la zona de Santiago II donde viven ex-trabajadores mineros relocalizados se ha convertido en campo de batalla, por la noche el gobierno central anunció la militarización de El Alto y denunció al diputado y dirigente del MAS Evo Morales de encabezar un proceso sedicioso para interrumpir el proceso democrático.

El domingo 12 de octubre de 2003, fue fatal. Las tropas militares intentaron tomar el control de la planta de Senkata, distintas zonas de El Alto y la autopista, y continuar la marcha de la caravana de cisternas con combustibles con destino a La Paz.

Fue el día en que se produjo la mayor cantidad de muertos, fue el precio que el gobierno cobró la resistencia popular a la venta del gas a Estados Unidos, fue el precio que las familias alteñas pagaron por la dignidad nacional.

Una mujer de pollera corrió detrás de un tanque con una piedra en la mano, gritando: "que nos maten también ahora a nosotros", en un gesto dramático y heroico de la lucha del pueblo enfrentado a un Estado que manda tanques, helicópteros y militares a masacrar a un pueblo que defiende la soberanía nacional sobre sus recursos naturales, particularmente los hidrocarburos.

La población alteña levantó un slogan que dice "El Alto de pie nunca de rodillas", infinidad de fogatas se encendieron de día y de noche. Radio Pachamama recibió amenazas por convertirse en la voz de los vecinos alteños.

El lunes 13 de octubre de 2003 continuaron los enfrentamientos, barrios populares de las laderas de La Paz bajaron al centro para protestar por la masacre y fueron violentamente reprimidos por las fuerzas militares y policiales; el país vivió un estado de convulsión, protestas en Cochabamba, Oruro, Chuquisaca, Potosí y otros lugares se fueron plegando al pedido nacional de la recuperación de los hidrocarburos.  

El Vicepresidente Carlos Mesa Gisbert, se alejó del gobierno sin renunciar al cargo, dijo que nada puede justificar la muerte de tantos bolivianos. Los bancos en el país estuvieron cerrados, los cajeros automáticos ya no tenían dinero para distribuir, empezaron a renunciar algunos Ministros.

Los Estados Unidos declararon que no toleraran un "gobierno no democrático", presionaban a los políticos de derecha para continuar apoyando a Sánchez de Lozada y se oponían a la sucesión constitucional, en la rutina de injerencia en temas internos.

Comunarios de Chasquipampa, Ovejuyo y La Palca se movilizaron al centro paceño y fueron reprimidos violentamente, ocasionando 6 muertos, 4 comunarios y 2 soldados.

Graves enfrentamientos en la Garita de Lima de la ciudad de La Paz, heridos en enfrentamientos en las colonias de San Julián en Santa Cruz.

Sánchez de Lozada recibió el apoyo de su socio Jaime Paz Zamora y de Manfred Reyes Villa.

El martes 14 de octubre de 2003, cooperativistas mineros de Huanuni (alrededor de 2.500) que marchaban hacia La Paz, fueron reprimidos en la localidad de Patacamaya,muriendo dos trabajadores.
Cocaleros de los Yungas, mineros de Oruro y Potosí, campesinos de Achacachi marcharon hacia La Paz.
Jaime Paz Zamora y Manfred Reyes Villa cuyos partidos políticos conformaron la mega coalición ratificaron nuevamente su apoyo a Sánchez de Lozada.

El miércoles 15 de octubre de 2003, se inició una huelga de hambre en la ciudad de La Paz a la cabeza de la ex-Defensora del Pueblo Ana María Romero de Campero con personalidades culturales, sociales y políticas, y que cuenta con el respaldo de la iglesia católica que abrió los templos para esta medida, que se suma al pedido de renuncia del presidente  Sánchez de Lozada.

Comienza la censura de prensa, el Diario y el semanario Pulso fueron retirados de circulación, amenazas sobre Radios Pachamama, Libertad e Integración y el sistema RTP, renunciaron periodistas de los medios estatales por ser forzados a distorsionar la información, "Abajo los Masacradores" titula un comunicado de la Federación de Periodistas de La Paz. El clamor popular fue que el presidente se vaya.

El jueves 16 de octubre de 2003 miles de manifestantes llegaron a La Paz, de las provin cias, las minas, las colonias, departamentos, pidiendo la renuncia de Sánchez de Lozada.

El gobierno acusó de narcosindicalistas a los dirigentes de la movilización popular.

El viernes 17 de octubre de 2003, Goni llamó al diálogo, pero el pueblo insistía con su renuncia. Las huelgas de hambre se masificaron en el país y el exterior (Suecia, España, México y otros lugares). Mineros llegaron en forma masiva a la sede de gobierno.

Manfred Reyes Villa y los ministros abandonaron el gobierno, Jaime Paz Zamora y el MIR hicieron lo propio.

Gonzalo Sánchez de Lozada por la tarde abandonó la residencia presidencial rumbo al Colegio Militar donde abordó un helicóptero que lo trasladó al aeropuerto militar, para luego trasladarse en avión a Santa Cruz y desde ahí emprendió su fuga a Estados Unidos, dejando su carta de renuncia al Congreso Nacional.

La insurrección popular dejó la llamada agenda de octubre que básicamente es:
  • • Asamblea Constituyente
  • • Nacionalización de los hidrocarburos
  • • Industrialización de los hidrocarburos

La Agenda de Octubre de 2003 representó el programa que definió el pueblo boliviano en una insurrección popular, destrozando el orden político-partidario, la entrega de recursos naturales, provocando la huida del representante más conspicuo del neoliberalismo, rompiendo el sometimiento al FMI y al Banco Mundial, abriendo así un momento de disponibilidad social hacia la construcción de un nuevo proyecto de país y de vida social y política.

Ese 17 de octubre de 2003 casualmente coincidía con el 17 de octubre de 1969 declarado como el Día de la Dignidad Nacional por la nacionalización de la empresa norteamericana que explotaba el gas en Bolivia, la Gulf Oil Company, impulsada por Marcelo Quiroga Santa Cruz, patriota defensor de los recursos naturales, particularmente los hidrocarburos, que sostenía que sin soberanía del Estado sobre los recursos naturales no existía posibilidad alguna de desarrollo económico y social para los bolivianos.

Aquel 17 de octubre de 1969 retumbaban las siguientes frases: “ha concluido para los bolivianos el tiempo del desprecio", "asegurar la soberanía de la nación sobre las fuentes de producción del país", "la recuperación de las riquezas naturales enajenadas en condiciones lesivas al interés nacional", "no aceptaremos una migaja más", "... no retrocederemos un paso en la defensa del interés nacional, amenazado por quienes consideran todavía a Bolivia como una colonia capaz de contentarse con las migajas del festín de la explotación petrolera", "la sangre derramada en las arenas del chaco y la que corrió buscando un camino de liberación para el pueblo boliviano, no fue derramada en vano".

Después de 34 años la historia se repetía esta vez con nuevos actores sociales.


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