Parecía ser cierta aquella afirmación de la década de los noventa del siglo pasado, de que la capacidad del ahorro nacional en Bolivia estaba proscrita y que las necesidades de financiamiento para la inversión en la economía dependían de la disponibilidad y condiciones de préstamo para países en la categoría de subdesarrollados o pobres, era tema corriente en reuniones de economistas y políticos la idea de que una economía como la boliviana era incapaz de generar ahorro y que la benevolencia del crédito externo era la única salida para ir aumentando a cuenta gotas nuestra capacidad instalada y productiva, ello en el mejor de los casos, si es que acaso dichos créditos eran utilizados para cubrir los enormes huecos fiscales y mantener a flote la desvencijada barcaza fiscal. Ese era el lúgubre destino que se le auguraba por entonces a la economía boliviana.
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jueves, 16 de noviembre de 2023
PRINCIPALES RESULTADOS ECONÓMICOS Y SOCIALES DEL MODELO ECONÓMICO SOCIAL COMUNITARIO PRODUCTIVO - Desempeño del sistema financiero - Ascenso de los depósitos de ahorro del público
Sin embargo, a partir de 2006 el nuevo MESCP ha generado un dinamismo inusitado en los depósitos de ahorro en el sistema financiero boliviano. Las captaciones de ahorro que a finales del año 2005 alcanzaban a $us3.711 millones ascendieron a $us 18.573 millones a julio de 2015.
La explicación intuitiva de este excepcional desempeño del ahorro es el aumento significativo del flujo de ingreso personal de la mayoría de los hogares que proviene en definitiva de la mayor dinámica del mercado interno.
Comparando esta tendencia con lo que ocurría con los depósitos del público en el período neoliberal, existe una marcada diferencia. Estos depósitos se incrementaban muy levemente en el período neoliberal por la concentración del ingreso en pocas manos, la contención del salario, el elevado nivel de desempleo, el bajo nivel de crecimiento económico y la nula capacidad de ahorrar de la población. En cambio, tras la aplicación del MESCP todos estos factores que comprimían el ahorro de las personas se revirtieron generando importantes incrementos en la capacidad de ahorrar de la población, y sobre todo porque la redistribución del excedente económico si llegó a las familias, especialmente a aquellas de bajos ingresos.
Dos elementos ratifican este hecho. Primero, hacia diciembre de 2005 la participación de los Depósitos a Plazo Fijo (DPF) del total de depósitos del público en las instituciones financieras alcanzaba a 48%, mientras que los depósitos en Caja de Ahorros participaban apenas del 27% del total de depósitos. Como se sabe, este último instrumento es utilizado especialmente por las personas de menos recursos porque pueden necesitar su dinero en cualquier momento, aspecto que no puede suceder con los DPF. Hacia julio de 2015, la participación de los depósitos en Caja de Ahorro había subido a 34% y los DPF participaron del 41%.
Segundo, a diciembre de 2005 existían apenas 1,9 millones de cuentas abiertas en el Sistema Financiero, a julio de 2015 estas alcanzaron a 8,3 millones, es decir más de cuatro veces. Pero lo más interesante de este hecho es que a julio de 2015 el 87% de estas cuentas pertenecía a personas que tenían en su cuenta depósitos con saldos menores a Bs3.500, lo que evidencia que la redistribución del ingreso llegó especialmente a aquellas personas de menores ingresos.
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