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miércoles, 24 de mayo de 2023

El Modelo Económico Social Comunitario Productivo - Características - El diagnóstico - Crisis climática

 En los últimos años se habla mucho de cambio climático, como si éste fuese natural o debido a circunstancias ajenas a las acciones de los seres humanos, pero ello es totalmente equivocado, pues como ya los científicos del área han explicado en su oportunidad, esto se debe al sobre-calentamiento de la Tierra, el agujero en la capa de ozono provocado por las excesivas emisiones de dióxido de carbono en el planeta, explicados a su vez por la industria contaminante y uso de electrodomésticos, aerosoles y otros, que se dan fundamentalmente en los países desarrollados.

Hoy el planeta Tierra experimenta los efectos de "El Niño" y "La Niña", efectos que se traducen en sequías, heladas, inundaciones y otras manifestaciones naturales. Indudablemente, la temperatura del planeta Tierra está en ascenso constante, pero ¿cuál es la causa de este incremento de temperatura? Este aumento es atribuible al accionar humano.

Con el pasar de los años, la crisis climática parece haberse agravado, incluso con todos los esfuerzos realizados por algunas organizaciones y la firma de compromisos mundiales para aminorar este problema.

Al parecer, es el modelo de desarrollo mundial vigente el que ha originado y el que da continuidad a esta crisis; ante la idea de lograr el progreso y avanzar hacia la modernidad.  Así, la mayor parte de las economías en el mundo han comenzado a promover masivamente el desarrollo de sus polos industriales y tecnológicos, con el fin de alcanzar elevados niveles de crecimiento económico, considerado como único indicador válido en el mundo para medir el éxito o fracaso de una sociedad determinada; originando de esta manera un consumo desmedido y vano, sin considerar el impacto hacia el marco ecológico y natural, ni hacia las diversas culturas originarias.

No obstante, es importante reconocer que últimamente ha existido una expansión importante de lo que se conoce como "concientización ambiental", misma que no ha podido frenar o no ha logrado modificar la motivación principal por la que se organiza el sector empresarial o se realizan los negocios: la obtención de ganancias.

En el siglo XVIII, la Revolución Industrial da inicio a la utilización del vapor como fuerza motriz, sentándose, sobre la base de la denominada libertad económica, el origen del capitalismo industrial. Este capitalismo evolucionó con los constantes inventos industriales. Al siglo XX, la actividad industrial básicamente avanza a partir del consumo de combustibles derivados del petróleo por parte de los motores industriales.

De esta forma llegamos a la década de los 50, período en el que el corazón de la industria en general estaba en la producción automotriz, industria que se expandió a todo el mundo y es considerada en la actualidad como uno de los sectores económicos generadores de más ingresos. Aproximadamente existen más de 800 millones de vehículos en todo el mundo y cada año se producen unas 80 millones de unidades de motorizados.

Con estos indicadores, es fácil advertir que tanto la industria petrolera como aquellas destinadas a la producción de automóviles han conseguido ser el núcleo del poder mundial y tienen la capacidad de presionar e influir sobre decisiones políticas y sobre la toma de decisiones de ciertos organismos internacionales. Así, a partir de los años 80, es que estamos atravesando un proceso de acumulación de capital y de poder en un puñado de corporaciones que establecen las reglas de juego políticas y económicas para todo el  mundo, denominado globalización, imponiéndolas a través de tratados, condiciones a los países y a los gobiernos, para la obtención de beneficios particulares.

Como se mencionó anteriormente, es este modelo de desarrollo mundial el que está afectando el ambiente del planeta, a través del daño irreversible que está ocasionando en la capa atmosférica que cubre la corteza terrestre, sin la cual no sería posible la vida.

La atmósfera está compuesta por un conjunto de gases, entre algunos el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el metano y el dióxido de carbono, mismos que, equilibradamente, permiten mantener una adecuada temperatura terrestre y absorben parte de la radiación ultravioleta.

El mecanismo que realiza la atmósfera es análogo a un vidrio, que recibe la radiación solar y atrapa calor brindando la temperatura adecuada para la generación de vida en la Tierra. Pero si aumenta el grosor del vidrio al doble, indudablemente, la temperatura al interior variará y éste conllevará a efectos y cambios climáticos.

Es el accionar de los seres humanos, a partir del actual modelo de desarrollo productivo industrial que se aplica, el causante de los desequilibrios en los gases de la atmósfera. Este modelo de desarrollo implica, anualmente, la deforestación de varias zonas naturales y la destrucción de los suelos ecológicos; evitando la absorción del dióxido de carbono que tiene influencia térmica sobre el sistema climático mundial, provocando el aumento de la temperatura y los actuales desórdenes climáticos.

En el siguiente gráfico se visualiza el pronóstico para el año 2100 de calentamiento global en un set de escenarios de emisión que provocarían anomalías en la temperatura del Planeta.
Calentamiento de la Superficie de la Tierra

El aumento de las emisiones de gases con efecto de invernadero se debe a la mayor combustión del petróleo y gas, que al reaccionar con el oxígeno del aire liberan dióxido de carbono. En los últimos 150 años se estima que se han consumido la mitad de las reservas de petróleo del planeta, generando a través de este consumo la propagación de diversos gases conocidos como gases con efecto invernadero (GEI), por la reacción climática que producen, similar a la de un invernadero.

Entre algunas actividades responsables de la generación de GEI, tenemos;

  • La combustión en los procesos industriales.
  • La deforestación de selvas nativas y la tala de los árboles y bosques.
  • La generación de electricidad a partir de la combustión del gas o de derivados del petróleo.
  • La propagación de enormes cantidades de dióxido de carbono, emitidos por la actividad del transporte terrestre, acuático y aéreo.
  • La emisión de dióxido de carbono y óxido nitroso del modelo de agricultura industrial.
  • La demanda de energía para el sistema industrial y el procesamiento de alimentos.
  • La emisión de óxido nitroso y metano por la actividad ganadera criada básicamente con alimento balanceado.
  • La emisión de metano por los enormes botaderos residuales o rellenos sanitarios.
Es a partir de estas actividades citadas que se ha producido, de manera intensa y continua, un desorden climático y fenómenos extremos como ser:
  • Cambios bruscos de temperatura, generando niveles extremos de calor y/o frio e incertidumbre en cuanto a las estaciones.
  • Incremento y variación en la frecuencia e intensidad de vientos, tormentas y huracanes.
  • Aumento de la cantidad, y de los ciclos, de sequias, incendios forestales y de inundaciones.
  • Enormes variaciones en los patrones de calor, humedad, lluvias y nevadas, y su presencia en zonas y regiones donde antes no se registraban.
  • Propagación de enfermedades características de zonas cálidas, como la malaria y el dengue, a regiones que no se encontraban afectadas por estos malestares. 
  • Disminución de la población piscícola ante el calentamiento y contaminación de los mares y lagos.
  • Descongelamiento de nevados, polos y glaciares, que afectan directamente en el abastecimiento de agua dulce, afectando a aquellas poblaciones que basan su supervivencia en los ríos procedentes del deshielo.
  • Incrementos en el nivel del mar que está ocasionado inundaciones y pérdidas agrícolas ante la degradación de las zonas costeras, por el descongelamiento del casquete polar.

Precisamente, en la actualidad, diferentes regiones del mundo han registrados alarmantes y crecientes estados de sequías, tal es el caso del suroeste y las planicies centrales de Estados Unidos y las regiones de Australia, con sequías consideradas como las peores del último siglo.

En los años 2011 y 2012, más del 80% del territorio de Texas se vio afectado por una severa sequía que dejó enormes pérdidas agrícolas y ganaderas, calculadas por un valor aproximado de $us5,2 millones, aquejando principalmente a los cultivos de algodón siendo el estado de Texas el responsable de casi el 70% de las exportaciones a América y provocando la muerte de 1,4 millones de cabezas de ganado.

Entre 2012 y 2013, también México padeció la peor sequía registrada en setenta años, misma que afectó al 70% del país, generando cuantiosas pérdidas económicas y ambientales, afectando principalmente a las áreas agrícolas de maíz y frijol.

Entre otros de los desórdenes climáticos, tenemos a regiones con elevados niveles de calor, tal es el caso de Rusia que en 2010 registró el verano más caluroso de su historia y la generación de variados incendios forestales con trágicos resultados en pérdidas humanas y económicas. A su vez, en 2015, varios países de Europa, entre ellos Francia, Suiza, Italia, España, Reino Unido, Bélgica y Holanda, alcanzaron récords en sus temperaturas, alrededor de 40°C no vistos en más de diez años.

Los incendios forestales pueden ser causados por el sofocante calor que existe en zonas con gran masa vegetativa, mismos que al secarse emiten etileno, elemento altamente combustible, que inflama ante el oxígeno del ambiente en estas regiones. Un ejemplo de este acontecer climático es Australia, que en el período 2013 y 2014 experimentó elevados niveles de temperatura que provocaron incendios forestales en muchos de sus estados.

Casi a la par de estos eventos ambientales, otras regiones del mundo padecen de fuertes lluvias, ingentes monzones y desbordamiento de ríos. Por ejemplo, este año, al menos una docena de personas en Francia fallecieron tras las inundaciones causadas por las fuertes tormentas que provocaron el desborde del río Brague, que inundó varias poblaciones cercanas. En Japón, cerca de 90 mil personas se vieron obligadas a abandonar sus casas ante las graves inundaciones que desbordaron el rio Kinugawa, ante la cercanía del tifón Etau.

Un resultado frecuente de estos episodios climáticos es indudablemente la propagación de enfermedades de transmisión hídrica como el cólera y el dengue.

El 8 de noviembre de 2013, se registró en Filipinas el mayor desastre natural, denominado Tifón Haiyan, en el que más de 6 mil personas murieron y otras 27 mil resultaron heridas. La velocidad de los vientos del Tifón sobrepasaron las 140 millas por hora destruyendo carreteras, escuelas, viviendas y los sistemas eléctricos e hídricos.

De igual manera, en 2014, en la mayor parte de Estados Unidos y de Canadá se registró la presencia del "torbellino polar" con temperaturas bajo cero, que cubrió ambos países con la presencia de hielo, nieve, terremotos y tormentas, irrumpiendo en la actividad diaria de estas naciones ante este escenario no apto para la vida humana.

Estos acontecimientos climáticos experimentados mundialmente, son un claro ejemplo de la presencia de agresivos desórdenes climáticos, que conforme pasan los años se van agravando.

La crisis climática también se evidenció en nuestra región y en nuestro país.

La crisis climática está afectando a muchos países y especialmente pone en aprietos a los estados más pobres que tienen que destinar recursos para contrarrestar los efectos climáticos que experimentan.

Esta crisis no solamente repercute en temas presupuestarios a los países que la sufren, sino que también tiene efectos sociales y económicos, ya que frecuentemente se observa una mayor migración de campo-ciudad, de personas que buscan mayores oportunidades, servicios y seguridad. Asimismo, son cada vez más los efectos de El Niño y La Niña, es decir, sequías, heladas, inundaciones; la cantidad de tierra que podría destinarse al cultivo agrícola está disminuyendo, al igual que la capacidad de producción piscicola.

En esta línea, en los últimos años, en Sudamérica se ha registrado más frecuentemente la presencia de estos desórdenes ambientales. En 2011, Perú se vio afectado por mayores precipitaciones que afectaron el 50% de su región, causando daños a más de 4 mil hectáreas de cultivo y la destrucción de viviendas, puentes y carreteras. En Colombia, 28 de sus 32 departamentos registraron emergencias por inundaciones debido al fenómeno de La Niña en 2010, en el que 136 personas perdieron la vida y aproximadamente 1,3 millones resultaron damnificadas, declarándose al país cafetero en estado de “calamidad pública".

Por otra parte, Argentina, a finales de 2013, registró la mayor ola de calor en más de 100 años, alcanzado temperaturas mayores a los 40°C en el 50% de su territorio, hecho que demandó un mayor consumo de energía eléctrica provocando cortes de electricidad prolongados de hasta diez días.

En Bolivia, los fenómenos climatológicos de El Niño en 2007 y La Niña en 2008, afectaron enormemente a la actividad agrícola y pecuaria del país, además de la infraestructura vial y urbana en varias poblaciones, registrándose pérdidas por más de $us900 millones similar forma, en 2013, ante la sequía que afectó a cinco de los nueve departamentos, el en estos dos años y más de dos mil viviendas destruidas por las lluvias e inundaciones. De país fue declarado en "emergencia nacional" tras el saldo de 17 mil familias damnificadas, más de 48 mil cabezas de ganado perdidas y más de 86 mil hectáreas de cultivo afectados.

Estos hechos ocurridos en la crisis climática retroalimentan las otras crisis del capitalismo, aspecto que hace de esta crisis, una muy singular para el sistema.

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