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domingo, 17 de agosto de 2014

La gestión del ciclo económico

Los acontecimientos de loso últimos años, muestran que ningún país, por muy bien que se gestione, es inmune a recesión. A principios de los años noventa, Estados Unidos, Alemania y Ja pon - las tres económicas más fuertes del mundo – entraron en largas recesiones en las que se detuvo el crecimiento del empleo y desaparecieron los beneficios. Y aunque la inflación se ha acallado es la mayoría de los países, pocos pueden olvidar las galopantes subidas de los precios de los años setenta y principios de los ochenta. Eso significa que sigue siendo fundamental encontrar medidas que hallen un punto de equilibrio entre el crecimiento y la inflación. Hemos visto que la senda de la producción y los precios viene determinada por el juego de la oferta y la demanda agregadas. 
Pero las medidas para estabilizar el ciclo económico deben funcionar principalmente a través de su influencia en la demanda agregada. En otras palabras, los gobiernos pueden luchar contra las recesiones o una lenta inflación utilizando sus instrumentos monetarios y fiscales para frenar o acelerar el crecimiento de la demanda agregada. 
Por ejemplo, pueden tomar medidas para estimular la demanda agregada. La aceleración del crecimiento de la demanda agregada provocará un aumento de niveles de producción real; también aumentará la presión sobre los salarios y los precios y tenderá a elevar la tasa de inflación. Pero estas observaciones dejan sin respuesta dos preguntas fundamentales: para estabilizar la economía, ¿cuál es la mejor división del trabajo entre la política monetaria y la fiscal? Una vez respondida esta pregunta, nos preguntaríamos: ¿Es posible que los responsables de la política monetaria y fiscal hagan más daño que bien tratando de estabilizar activamente la economía?

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