El mercantilismo. Se ha atribuido a Abraham Lincoln la
siguiente afirmación: «Yo no sé gran cosa de aranceles.
Lo que sí sé es que cuando compro una chaqueta de Inglaterra, yo me quedo con la chaqueta e Inglaterra con el dinero. mientras que si la compro en Estados Unidos, yo me
quedo con la chaqueta y Estados Unidos con el dinero.»
Este razonamiento es una antigua falacia característica
de los llamados escritores mercantilistas de los siglos xvu
y xvm. Éstos consideraban afortunado al país que vendía
más bienes de los que compraba, pues una balanza de comercio tan «favorable» significaba que entraba oro en el
país para pagar su exceso de exportaciones.
El argumento mercantilista confunde los medios con
los fines. La acumulación de oro o de dinero no mejora el
nivel de vida de un país. L1 dinero no posee valor por sí
mismo, sino por lo que puede comprarse con él en otros
países. Actualmente, la mayoría de los economistas rechaza, pues. Ja idea de que la recaudación de aranceles para tener un superávit comercial mejora el bienestar económico
de un país.
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