El
argumento más convincente en favor de la protección es
que el libre comercio expone a los trabajadores de Estados
Unidos a la competencia de trabajadores extranjeros muchc
más baratos. Según este argumento, la única manera
preservar ios elevados salarios de Estados Unidos es piv.
teger a los trabajadores interiores manteniendo alejados
los bienes producidos en jos países de bajos salarios o
poniéndoles elevados aranceles. Una versión extrema
esta afirmación es que en condiciones de libre comercio
salarios de Estados Unidos convergerían con los salari
extranjeros mucho más bajos. Este argumento fue o'cfe:\
do a bombo y platillo por el candidato presidencial Ross
Perot durante los debates sobre el Acuerdo Norteamericano
de Libre Comercio (NAf-TA) (véase la cita que encabeza
este capítulo).
Este argumento es superficialmente atractivo, pero tiene
un gran fallo: no tiene en cuenta el principio básico de la
ventaja comparativa. La razón por la que $ps trabajadores
norteamericanos ganan unos salarios más altos se halla en
que son, en promedio, más productivos. Si su salario de
equilibrio es tres veces el de México, es porque son, en
promedio, alrededor de tres veces más productivos en la fabricación de bienes que pueden comerciarse. Ei comercio
fluye de acuerdo con la ventaja comparativa y no de acuerdo con la ventaja absoluta.
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