Durante los doscientos años transcurridos desde la Guerra
de la Independencia, el gobierno federal de Estados Unidos
ha equilibrado generalmente su presupuesto fiscal durante
dos siglos. El enorme gasto militar realizado durante las
guerras se ha financiado normalmente endeudándose, por
lo que la deuda pública —la cantidad total que debe el Estado ha tendido a dispararse en las épocas de guerra.
En las de paz, el Estado ha devuelto una parte y ha disminuido la carga de la deuda.
Este patrón cambió en los años ochenta, cuando la administración Reagan adoptó una política de oferta que provocó
una gran reducción de los impuestos y una escalada militar
sin una disminución compensatoria de los gastos civiles. Al
ser menores los ingresos y mayores los gastos, el Estado
tuvo que endeudarse para cubrir la diferencia. El déficit presupuestario federal superó los 200.000 milllones de dólares
a mediados de los años ochenta y la deuda pública pasó durante las Administraciones Regan-Bush de 660.000 millones
a 3 billones. El persistente déficit ha cambiado espectacularmente las normas básicas que rigen la política fiscal.
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