Actualmente, en Estados Unidos la estabilización económica a cono plazo se lleva a cabo principalmente por medio de la política monetaria. (Recuérdese el análisis del
Capítulo 27 de la influencia del dinero en la actividad económica.) Sin embargo, en algunas épocas los gobiernos
necesitan utilizar la política fiscal discrecional para luchar
contra los ciclos económicos. Una política fiscal discrecional es aquella en la que el gobierno modifica los tipos
impositivos o los programas de gasto, normalmente aprobando medidas legislativas. En contraste con los estabilizadores automáticos, la política discrecional generalmente
entraña la aprobación de medidas legislativas tendentes a
alterar la estructura del sistema fiscal. Los principales instrumentos de la política fiscal discrecional son las obras públicas y otros programas de capital, los proyectos públicos
de empleo y la modificación de los tipos impositivos.
Desde los tiempos de Franklin Roosevclt, el gobierno
federal ha recun ido a los proyectos de obras públicas para
luchar contra las recesiones y crear empleo. En 1935 estableció la Works Progress Administration (llamada más tarde Works Project Administration o WPA, que significa
Dirección General de Obras Públicas), que proporcionó
empleo a 3 millones de norteamericanos desempleados en
la construcción de hospitales, escuelas y carreteras, así
como pistas de tenis y campos de golf. Otras inversiones en
obras públicas, como la electrificación rural, resultaron
enormemente beneficiosos para las áreas subdesarrolladas. Más recientemente, el gasto federal en obras públicas
se ha destinado principalmente a autopistas, transporte público y otros proyectos de transporte a largo plazo. De hecho, cuando George Bush fumó en 1991 una ley que estipulaba la realización de proyectos de transporte por valor
de 151.000 millones de dólares, prometió que el resultado
sería la creación de «empleo en la construcción de carreteras. de puentes y (fe ferrocarriles».
En el otro extremo de los proyectos de obras públicas
muy intensivos en capital y de larga duración se encuentran
los proyectos públicos de empleo. La idea en que se basan estos programas es sencilla: si el problema es el elevado desempleo, ¿por qué no crear empleo directamente? Estos programas tienen por objeto contratar trabajadores desempleados
durante un breve período de tiempo en empleos públicos,
tras los cuales pueden pasar a ocupar un empleo estable en el
sector privado. Uno de los mayores programas recientes de
este tipo fue la Comprehensíve Emplovment and Training
Act, CETA (ley general de empleo y formación), de los años
setenta, que en su momento de mayor auge proporcionó empleo público a más de 700.000 desempleados y jóvenes difíciles de colocar. Estos trabajadores hicieron de todo, desde
recoger hojas secas hasta trabajar en museos y teatros.
El tercer enfoque de la política fiscal discrecional es la
modificación temporal de los impuestos sobre la renta.
Las reducciones de los impuestos pueden impedir que disminuyan las rentas disponibles y que el declive económico
se acumule como una bola de nieve y conduzca a una profunda recesión. La modificación de los tipos impositivos
puede utilizarse para estimular o moderar la economía.
Muchos de los defensores de la política de estabilización
discrecional ven en la modificación de los tipos impositivos
el instrumento fiscal ideal. Una vez que éstos se han modificado, los consumidores reaccionan rápidamente; la reducción de ios impuestos se difunde ampliamente por toda
la población, estimulando el gasto en bienes de consumo y
generando una expansión económica. La Administración
Bush adoptó una variante de esta estrategia cuando bajó los
tipos de retención impositiva, permitiendo así a los contribuyentes posponer su pago de impuestos.
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