Se han expuesto tres tipos de riesgo que normalmente se consideran en el
análisis de presupuesto de capital -el riesgo individual, el riesgo interno de la
empresa (o corporativo) y el riesgo de beta (o de mercado)-y se han expuesto
diversas formas que pueden seguirse para evaluar cada uno de ellos. Sin embargo, aún quedan pendientes dos preguntas de gran importancia: 1) ¿Debería
interesarse una empresa en el riesgo individual y en el riesgo corporativo en
sus decisiones de presupuesto de capital? y 2) ¿qué se debe hacer cuando las
evaluaciones del riesgo individual y del riesgo interno de la empresa conducen
a diferentes conclusiones?
Estas preguntas no tienen respuestas sencillas.
Desde un punto de vista
teórico, los inversionistas bien diversificados deberían interesarse sólo en el
riesgo de beta, los administradores deberían interesarse únicamente en la
maximización del precio de las acciones y estos dos factores deberían conducir
a la conclusión de que el riesgo de beta debería recibir virtualmente todo el
peso en las decisiones de presupuesto de capital. Sin embargo, si los inversionistas no están bien diversificados, si el CAPM no opera exactamente como la
teoría dice que debería operar o si los problemas de medición hacen que los
administradores no tengan confianza en el enfoque del CAPM para el presupuesto de capital, podría ser apropiado proporcionar al riesgo individual y al
corporativo un peso mucho mayor del que sugieren los teóricos de las finanzas.
Obsérvese también que el CAPM ignora los costos de quiebra, aun cuando tales
costos puedan ser sustanciales, y que la probabilidad de quiebra dependerá del
riesgo corporativo de una empresa, no de su riesgo de beta. Por lo tanto, se
podría cpncluir fácilmente que incluso los inversionistas bien diversificados
desearían que la administración de una empresa proporcionara por lo menos
alguna consideración al riesgo corporativo de un proyecto en lugar de concentrarse enteramente en su riesgo de beta.
Aunque sería deseable reconciliar estos problemas y medir el riesgo de un
proyecto sobre alguna escala absoluta, lo mejor que se puede hacer en la
práctica es determinar el riesgo de un proyecto en algún sentido un tanto
relativo y vago. Por ejemplo, generalmente se afirma con un buen grado de
confianza que un proyecto en particular tiene una mayor o menor cantidad de
riesgo individual que un proyecto promedio de la empresa. Posteriormente,
suponiendo que el riesgo individual y el corporativo estuvieran altamente
correlacionados (lo cual es típico), el riesgo individual del proyecto sería una
buena medida de su riesgo corporativo. Finalmente, suponiendo que el riesgo
de beta y el riesgo corporativo estuvieran altamente correlacionados (tal como
sucede en la mayoría de las empresas), un proyecto con un riesgo corporativo
mayor al promedio también tendrá un mayor riesgo de beta. Sucederá lo
opuesto en el caso de un bajo riesgo corporativo.
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