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jueves, 5 de febrero de 2015

Teorías generales

Los historiadores y los científicos sociales están fascinados desde hace mucho tiempo por las diferencias que siempre ha habido entre los países en lo que se refiere a su ritmo de crecimiento económico. Algunas de las primeras teorías hacían hincapié en el clima, señalando que todos los países avanzados se encuentran en la zona templada de la tierra. 
Otros destacaban la importancia de la costumbre, la cultu- ra o la religión como factores clave. Max Webcr puso el énfasis en la «ética protestante» como fuerza motriz del ca- pitalismo. En una época más reciente. Mancur Olson ha afirmado que los países empiezan a caer en declive cuando su estructura de decisión se torna quebradiza y cuando los grupos de intereses o las oligarquías impiden el cambio so- cial y económico. No hay duda de que todas estas teorías tienen una cierta validez en una determinada época y lugar, pero dejan mu- cho que desear como explicaciones universales del desa- rrollo económico. 
La teoría de Weber no explica por qué la cuna de la civilización fueron el Oriente Próximo y Grecia, mientras los pueblos europeos que iban a dominar más tarde el mundo vivían en cuevas, adoraban a los gnomos y llevaban pieles de osos. ¿Dónde está la ética protestante en una brillante fábrica japonesa en la que los trabajadores reúnen a rendir homenaje a Buda? ¿Cómo explicar el he- cho de que un país como Japón, que tiene una rígida es- truelura social y poderosos grupos de presión cu numero- sos sectores, se haya convertido en la economía más pro- ductiva del mundo? Para comprender la diversidad de experiencias econó- micas, debe recurrirse a explicaciones más amplias.

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