Las reformas de los países comunistas se encuentran en sus inicios, por lo que habrán de pasar muchos años antes de poder evaluar los resultados. Si se realiza una valoración sobria de las posibilidades del exito, se observará la existencia de muchas trampas en el camino que conduce al mercado. En primer lugar, las cosas pueden empeorar antes de mejorar. Una economía autoritaria es una telaraña delicadamente equilibrada de intereses o clases. Una reforma exhaustiva interrumpe los canales normales del comercio y desacelera, de hecho, el crecimiento económico durante un tiempo. Por otra parte, la atrincherada burocracia que está luchando por conservar su poder económico opone una fuerte resistencia.
En segundo lugar, el viaje que lleva de Marx al mercado está entrando en aguas desconocidas. La transición de una economía de planificación central a una economía de mercado no tiene precedentes en la historia económica. Observamos que la transición es difícil y que ningún país ha sido capaz hasta ahora de evitar el elevado desempleo, la rápida inflación, el declive económico y las revueltas políticas.
Lo que se juegan tanto los antiguos países comunistas como sus antiguos enemigos y nuevos amigos occidentales es mucho, ya que el fracaso en la transición al mercado puede serlaantesala de una revuelta política.
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