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sábado, 30 de mayo de 2015

De Marx al mercado (IV)

La reforma económica rusa ha resuelto ser aun más difícil que en el resto del este de Europa. No es sorprendente, dado el largo período de tiempo que gobernó el comunismo y el hecho de que en Rusia no pudiera culparse del comunismo a ninguna potencia extranjera. Tras el frustrado golpe de agosto de 1991, el presidente Boris Yelstin instaló un gobierno integrado por jóvenes reformistas radicales ecabezados por el economista Yegor Gaidar. Estos adoptaron el enfoque reformista radical polaco basado en una terapia de choque liberalizando la mayoría de los precios y abriendo la frontera al comercio internacional en 1992. Desgraciadamente, el gobierno era débil y estaba dividido y el banco central continúo concediendo créditos blandos a las empresas, por lo que el dinero y el crédito crecieron rápidamente y los precios subieron a tasas casi hiperinflacionistas del orden de 1.000 por ciento al año. Los avances en eld esarrollo de instituciones de mercado hansido lentos en Rusia debido al profundo arraigo de la economía autoritaria y a a la falta de disposición a aplicar rigurosas restricciones presupuestarias a las empresas. El gobierno de Gaider fue cesado y sustituido por "moderados" que trataron de aplicar un enfoque reformista más gradual. El movimiento reformista de Rusia y de muchos antiguos países  socialistas se ha caracterizado por dar "dos pasos adelante y un paso atrás"

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