Tal y como lo narramos en el capítulo 9, R. H. Macy and Company, uno de los menudistas más grandes de los Estados Unidos, recientemente solicitó proteccion de sus acreedores en conformidad con el capítulo 11 de la Ley de Quiebras. Macy se había sometido a una adquisición apalancada (LBO), la cual requirió de préstamos por enormes sumas a altas tasas de interes, y los réditos de tales préstamos se utilizaron para comprar las acciones que circulaban entre el público. Los administradores de Macy consideraron se podrían pagar la deuda partiendo de los flujos de efectivo en operación, pero se equivocaron: las ventas no ascendieron a los niveles pronosticados, y por lo tanto los flujos de efectivo resultaron ser insuficientes para cubrir las obligaciones vigentes.
A medida que se desarrollaron los eventos, los proveedores de Macy empezaron a preocuparse por la capacidad de la compañia para pagar la mercancí que estaba ordenando. Los proveedores sabían que se encontrarían expuestos a ciertas pérdidas si Macy no cumplía con sus obligaciones, por lo tanto muchos de ellos redujeron los embarques o insistieron en que se hiciera un pago por anticipado. Como resultado de ello, las cuotas por pagar de Macy disminuyeron de un nivel normal de $800 millones a $275 millones en el momento en que se presentó la petición de quiebra.
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