Aunque los bancos hacen préstamos a largo plazo, la mayor parte de su
financiamiento es sobre la base de préstamos a corto plazo --aproximadamente las dos terceras partes de todos los préstamos bancarios vencen en un
año o menos—. Los préstamos bancarios que se hacen a los negocios frecuentemente se documentan con pagarés a 90 días; por lo tanto, el préstamo debe
ser reembolsado o renovado al final de 90 días. Como resulta obvio, si la
posición financiera de un prestatario se ha deteriorado, el banco bien puede
rehusarse a renovar el préstamo. Esto podría acarrear serios problemas para el
prestatario.
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